17/9/09

nota

México DF, septiembre 15 de 2009.
El movimiento amplio de mujeres tiene hoy la oportunidad histórica de renovarse conceptual, política y generacionalmente; de lo contrario, las conquistas logradas por los feminismos podrían revertirse en las próximas dos décadas debido a la ausencia de actoras que encabecen esta lucha social, advierte la investigadora Adriana Ortiz-Ortega en su nuevo libro Poder, mujeres y liderazgo: guía incluyente en un contexto global.
En entrevista con esta agencia, la politóloga señala que la “ofensiva” conservadora contra la interrupción legal del embarazo (ILE) en el Distrito Federal a través de la inclusión del precepto “defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural” en las Constituciones de los demás estados, demuestra que la derecha “está muy organizada”, y que existe “un enfrentamiento desigual en fuerzas”.
La autora de Poder, mujeres y liderazgo: guía incluyente en un contexto global –editado por el Instituto de las Mujeres de Nuevo León– dice que ha habido una “sobrecarga en un movimiento pequeño”, pues las activistas han tenido que ejercer como expertas, técnicas y políticas. Los feminismos no han tenido la capacidad para evitar que ya 15 entidades de la República cuenten con la llamada ley antiaborto.
Según Ortiz-Ortega, hay una falacia jurídica en las leyes contra la interrupción del embarazo aprobadas en varios estados de la República; toda vez que desde el siglo XIX, las leyes mexicanas reconocen la diferencia entre la gestación y la existencia después del nacimiento. Ningún Código Penal que prohíbe el aborto en el mundo defiende “la vida desde la concepción”, porque “el feto no es persona”, no es sujeto de derechos. Adicionalmente, la Constitución establece que las mujeres tienen la facultad sobre el número y espaciamiento de sus hijos.
De acuerdo a la también asesora académica del secretario general de la Universidad Nacional Autónoma de México, las mujeres en el poder no necesariamente están comprometidas con las demandas de sus contemporáneas. Asimismo, cuando una diputada es electa, tiene mayor dificultad para avanzar en los temas de derechos sexuales y reproductivos, género y diversidad sexual, pues forman parte de la agenda que “más sacude a la moral dominante”; además de que “siempre fueron parte de un ‘pacto entre caballeros’”. Por eso, es indispensable fortalecer a quienes ocupan estos papeles de liderazgo en la agenda nacional.
Las mujeres, remarca la experta, deben de hacer que se deje de privilegiar la “arena electoral”, a fin de lograr un “cambio institucional” en pro de sus derechos. Para ello, necesitan robustecerse, mediante acuerdos con otros movimientos y actores políticos, y generar liderazgos capaces de superar contradicciones como el clientelismo, la corrupción y el oportunismo.